La mujer como causa principal del SAP: ¿hallazgo científico o deducción lógica inválida?

© Antonio Escudero Nafs, Lola Aguilar Redo, Julia de la Cruz LeivaFuente: La lógica del Síndrome de Alienación Parental de Gardner (SAP): Del síndrome “puro” a la “terapia de la amenaza” que puedes bajarte directamente de aquí: http://www.florida-family-lawyers.com/site-index/site-index-frame.html
NOTA: he copiado tal cual el texto pero he quitado bibliografía, notas a pie de página y algunas cursivas (sustituyéndolas por comillas) para facilitar la lectura.

La etiología y el mecanismo de acción del SAP

El mecanismo de acción como premisa para una deducción lógica. El equivalente al mecanismo de acción en las enfermedades, en el SAP lo constituye el adoctrinamiento y “lavado de cerebro”. Para definir el adoctrinamiento como mecanismo de acción que opera en el SAP, Gardner aludirá a su propia experiencia. No será por otra parte un apartado, en el que, aun siendo fundamental para la constitución del SAP, profundice este autor. La definición que ofrece es la siguiente: “Uso el programa de palabra programación por ser aproximadamente un sinónimo de lo que familiarmente es llamado ‘lavando el cerebro’. Uso la definición de diccionario: ‘Para causar, absorber o incorporar respuestas automáticas o actitudes”.

Gardner utiliza la metáfora de la programación en ordenadores, que aplicada a humanos significaría la introducción en los circuitos cerebrales de respuestas y actitudes que pueden ser activadas según los deseos del programador. A partir de ello “el material recuperado será verbalizado y actuado de una forma automática que burla los primeros deseos, creencias y juicios propios del individuo (…) programa se refiere a la implantación de información que puede estar directamente en discrepancia con lo que el niño antes ha creído sobre y ha experimentado con el padre alienado”

En su definición del SAP, Gardner habla de la campaña de un progenitor contra otro, y que ello se ejerce por medio del adoctrinamiento en el niño. Pero pasa desapercibida en la definición que el mecanismo de adoctrinamiento funciona como una premisa oculta que alcanza deductivamente una conclusión (tampoco explicitada): dado que para ser adoctrinado se requiere un estrecho contacto en el tiempo y el espacio con el hijo programado, el progenitor custodio y el alienador ocupan una misma posición.

Normalmente esta posición de progenitor custodio la ocupa la madre. Por el contrario, las figuras de progenitor no custodio y alienado, suelen coincidir con la figura del padre.

La elección de la mujer como alienadora parece pues, casi inevitable, a partir de las premisas del propio diagnóstico. Como razonamiento lógico y formal, algunos hombres pueden ser incluidos, si en el momento en el que se formula la denuncia se encuentran en la posición de custodio.

Esta lógica es evidente para Gardner: “Desde mediados de 1990, he notado de un incremento en el número de hombres que inducen SAP en sus hijos, hasta el punto de que ahora la proporción es de aproximadamente 50/50. (…) Creo que una de las razones de este cambio se relaciona con el hecho de que los hombres tienen ahora más probabilidades de ser cuidadores principales (custodios), tienen mayor acceso a los niños, y así disponen de más tiempo y oportunidades para el programarles. Además, con un mayor reconocimiento general de la SAP, más hombres están aprendiendo sobre las técnicas de programación. En consecuencia, los adoctrinadores del SAP ya no son específicos de un de género”.

La equidad deductiva que reparte el SAP en una proporción del “50/50” entre los géneros...

Gardner aportará en varios trabajos un dato tomado de su experiencia: la proporción de alienadores se repartirá (o ya lo habría hecho) en un “50/50” entre ambos géneros. Gardner acepta que ello no es fruto de ningún trabajo empírico: “podría haber sido prematuro por mi parte llegar a conclusiones definitivas sobre si este cambio es un fenómeno general o simplemente una experiencia aislada propia”. Pero pese a todo Gardner dará por buena, y válida, su apreciación del “50/50” como señal de que el SAP no tiene ninguna predominancia por un género. Los puntos suspensivos de este párrafo se completarán unas líneas más abajo.

La mujer como causa principal del SAP: ¿hallazgo científico o deducción lógica inválida?

Los hallazgos de Gardner situaban a la mujer como agente causal adulto del SAP entre un 85 y un 95 por ciento. En base a este dato, Gardner justifica identificar al progenitor alienador con la figura de la madre, y el alienado con la del padre: “Mis propias observaciones desde principios de los años 80, cuando yo primero empecé a ver este desorden, han sido que en el 85-90 por ciento de todos los casos en los cuales he sido involucrado, la madre ha sido el padre alienador y el padre ha sido el padre alienado. (...) Por simplicidad de presentación, entonces, a menudo he utilizado el término ‘madre’ para referirme al alienador, y el término ‘padre’ para referirme al padre alienado”.

Pero cabe preguntarnos si este porcentaje de la mujer como principal alienadora, es el resultado de un hallazgo científico, o la conclusión de un razonamiento lógico a partir de unas premisas que lo anteceden.

Según el sentido positivista empírico, el hallazgo científico (probado) requiere una metodología correspondiente. El método científico puede basarse en el método inductivo o en el deductivo. El primero, de naturaleza generalizadora, intenta alcanzar leyes o principios universales a partir de una serie de observaciones de carácter particulares. El método deductivo, en dirección inversa, partiendo de un principio o una proposición, busca extraer lo particular o concreto. Sin embargo, como señalan G-Portilla y Bobes respecto al segundo, “este método es sobretodo apto para aquellas ciencias en que las reglas se siguen de forma perfecta, lo que solemos llamar ciencias exactas: matemáticas o física. La uniformidad en la respuesta en estas ciencias es la norma. Por el contrario, en medicina no ocurre así, sino que el número de variables que concurren es tan extremadamente elevado que nunca podremos predecir con total exactitud el comportamiento en un caso particular. Desde este punto de vista el método deductivo no sería normalmente aplicable a la psiquiatría. No obstante, ambos procedimientos, inductivo y deductivo, se complementan (…)”. Si bien Gardner llega a sus conclusiones inductivamente a partir de su propia experiencia, no continúa sin embargo con el método científico, que pasa inevitablemente por cumplir unas reglas específicas para la probación de las hipótesis.

El SAP ve imposibilitada la vía empírica, pues no se pueden crear las condiciones necesarias para poner a prueba la validez de sus hipótesis. El SAP intentará entonces demostrar sus resultados como consecuencia de una deducción lógica. Es esta aplicación la que determina que progenitores custodios y alienadores coincidan, y que por tanto, en un porcentaje tan elevado, la mujer aparezca como la causa. Pero aunque esta deducción es aplicada por el SAP, existe una cláusula oculta añadida: “Para adoctrinar, el tiempo disponible, aun fundamental, está ponderado por la capacidad para realizar el adoctrinamiento (la cual no es proporcional al tiempo)”.

La equidad deductiva que reparte el SAP en una proporción del “50/50” entre los géneros: tiempo para adoctrinar / potencia para adoctrinar

Gardner no definió la “cantidad de tiempo” necesaria y ni “la intensidad del vínculo”. Esto es una cláusula añadida a la deducción, sin más medida que la apreciación del observador, de la misma forma por la que él justificó la proporción equitativa del “50/50” entre ambos géneros: “(…) los padres están disfrutando cada vez más de la ampliación del tiempo de visita con sus hijos, posibilitando que los padres tengan una vinculación más profunda y más tiempo para programarles. Además, con el creciente reconocimiento del SAP, los padres han aprendido acerca de las maniobras de adoctrinamiento del SAP”.

Esta equidad parece sólo justificar que el SAP no tiene una predominancia por el género femenino, pero el fragmento porta con ella la siguiente afirmación: quien más capacidad de adoctrinar posea será el alienador. En este fragmento, el tiempo de las visitas es suficiente para adoctrinar. Esto justificará tras el cambio de custodia, como veremos más adelante en el “diagnóstico diferencial”, que el tiempo de contacto con el progenitor diagnosticado, y considerando el poder del adoctrinador, se considerará la causa de la agudización de “síntomas de SAP” en el niño. El resultado consecuente en el caso de “exacerbación” de síntomas, pero aplicando ya la lógica del “diagnóstico diferencial”, será restringir más el tiempo de contacto.

Las propiedades naturales de la mujer para alienar

Pero pese a que Gardner considere que en un futuro la proporción entre géneros se equilibre, y que por tanto que el SAP es independiente del género, el autor añadirá facultades específicas y de origen “natural” en la mujer, que la harían, casi inevitablemente, proclives a ocupar además del papel de primer progenitor custodio, el de alienadora.

Gardner sitúa el origen del SAP en el vínculo entre el niño y el “cuidador primario”. En uno de sus primeros trabajos, Gardner explica el origen del SAP sobre la base de unos fundamentos genéticos producto de la selección natural que habrían diferenciado las características de cuidador entre ambos sexos. Esta selección habría favorecido en las mujeres la función de primera cuidadora y la selección por ellas de hombres con un mayor desarrollo en las habilidades de protección de la familia: “Fue más probable que estas mujeres buscasen a hombres para los fines de la quedar embarazadas y más probable que fuesen buscadas por hombres que deseasen progenie. De forma similar hubo una propagación selectiva preferente de hombres que fuesen hábiles proveedores de comida, ropa, refugio, y protección de mujeres y niños. Tales hombres fueron preferentemente buscados por mujeres con elevados instintos de crianza”.

Según Gardner, las circunstancias medioambientales pueden cambiar los impulsos instintivos, pero aún hoy las mujeres estarían más favorecidas (genéticamente) para la etapa de crianza del niño pequeño. Gardner distingue siempre entre crianza y periodo “formativo” del niño, pero no define con claridad el límite entre ambos periodos. El primero está para Garner próximo -antes y después- al nacimiento, y se corresponde con funciones fundamentalmente nutricias. Mientras, las funciones correspondientes al hombre son: proveer de “comida, ropa, refugio, y protección de mujeres y niños”. La custodia compartida implicaría además una pauta novedosa y muy compleja en la cual ambos progenitores cederían parte de lo que considerarían sus derechos en favor del desarrollo del niño.

En este sentido, la respuesta de la madre ante esta opción legal, sería según Gardner más instintiva y primitiva (y similar a la del niño). Gardner incluirá a las mujeres “en dos categorías: “(1) Aquellas madres que programan activamente al niño contra el padre, quienes están obsesionadas con el odio por el ex marido, y que activamente instigan, animan, y ayudan a los sentimientos del niño de alienación, y (2) aquellas madres que reconocen que dicha alienación no va con los mejores intereses del niño y está dispuesta a tomar un acercamiento más conciliador a las solicitudes del padre. Ellos continúan un compromiso de custodia compartida o permiten (aunque de mala gana) al padre tener la custodia exclusiva teniendo un programa de visita liberal”.


El niño tiene también un papel causal propio. Este fue abordado antes en la descripción y análisis de los ocho síntomas. El concepto del niño como agente cruel y falso, se apoya en la ausencia justificada para su ambivalencia. La indefinición sobre qué porcentaje corresponde al niño o al progenitor alienador en el proceso llamado campaña de denigración, permite balancear el grado de participación entre ambos. Con ello, y en todo caso, la etiología queda probada. Es en el niño en el que se diagnostica el SAP, y es al niño al que se niega cualquier veracidad en su declaración. La carga semántica de los síntomas atribuidos constituyen la descripción del niño; y su animosidad, salvo que se entienda justificada, se da también por hecho. 

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